lunes, 15 de enero de 2018

EL COUSO: TESORO DE CABOALLES


SINOPSIS

Este texto trata de explicar la existencia de dos explotaciones auríferas romanas en terrenos de Caboalles, ambas situadas en emplazamientos con el topónimo “Couso” cuyo significado se acredita suficientemente.
También describe la formación de bancales en los terrenos donde actualmente se ubican los barrios de Corea y Las Trapiechas.
Las evidencias físicas que se observan en la documentación gráfica aportada ayudan a constatar sin la más mínima duda tanto las labores mineras como los rellanos mencionados.
Las relaciones entre las explotaciones mineras y las terrazas en los barrios son hipótesis que tendría que corroborar un estudio más profundo y profesional.
Todo esto aderezado con los recuerdos que tiene el autor sobre sus “correrías” por el Couso y que se desarrollaron durante sus años infantiles y juveniles.

Recomendaciones:
Pulsar sobre las fotografías para ampliarlas o descargarlas
Al final hay un enlace para obtener un PDF de esta entrada



EL COUSO
TAL COMO LO RECUERDO, TAL COMO LO VEO, TAL COMO LO PRESIENTO

Caboalles de Abajo tiene como guardianes a tres montes emblemáticos, al sur la bella DEVESA, al norte  el plácido ROBLEDO y al  oeste el histórico COUSO.

La Devesa en otoño (Foto del autor)
Robledo a finales de primavera (Foto del autor)
Al este tenemos la salida hacia el centro del valle, por donde el río Sil se apropia de todas las aguas lacianiegas y arrastra, con ellas, las pepitas auríferas que ahora no pueden seguir su camino porque se depositan en el fondo de los pantanos que amansan al caudaloso río.

La salida al valle (Foto del autor)
Estos montes y valle tan representativos de la localidad merecen nuestra atención y fascinación, pero hoy toca ocuparse de El Couso:

El Couso en primavera (Foto del autor)
 El Couso en otoño (Foto del autor)

El Couso en invierno (Foto del autor)

La idea de escribir unas líneas sobre este monte me surgieron al leer y entender el significado del topónimo “couso”, pero antes de llegar a exponer este aspecto quiero evocar mis vivencias en este lugar de forma individual o en compañía de mis amigos de Las Trapiechas.

Para mí el Couso es como el Mississippi  para Tom Sawyer (Las aventuras de Tom Sawyer novela de Mark Twain). Espero que aquellos compañeros de andanzas también se identifiquen con Huck Finn o con Joe Harper, pero no quiero referir el nombre de mis camaradas ya que son muchos y, sin querer, podría olvidarme de señalar a alguno; preferiría que, si alguno llega a leer este texto, se expresase por sí mismo en los comentarios que se pueden insertar al final de estos apuntes, en la entrada del blog donde serán publicados y cuya dirección de internet estará al final del relato.

Es menester, llegado este punto, de recordar emocionalmente y con cariño a mis abuelos paternos quienes me regalaron la citada novela con ocasión de unos Reyes Magos. “Las aventuras de Tom Sawyer” fue mi libro de cabecera durante mucho tiempo y lo leí, releí, lo volví a releer y lo releeré.

El Couso significa la primera vez en muchas de mis experiencias, por ejemplo, la primera vez que subí a la Peña (la peña del Piniecho) a la que llegué a gatas porque me daba miedo la altura.

Mi primer recuerdo de este monte se remonta a mi más tierna infancia, sin uso de razón aún, desde el entorno de la casa donde nací,  “veía”  por las noches como asomaba la cabeza un lobo monstruoso que me asustaba y me hacía entrar rápidamente en la vivienda de mis abuelos maternos. Posiblemente  mi padre me hubiese contado un cuento sobre los lobos (“...cuatro tsobus que baxarun pur el vache de Tsaciana, fuerun dixiendu a Buxonte tseite, tsinu, tsume y tsana...”) y mi fantasía infantil creó la imagen idealizada. Hasta unos cuantos años después que visité la zona y la base de esa peña siguió ese “canguelo” en mi ánimo, aunque atenuado; hoy en día todavía disfruto de ese “temor” al “lobo” del Couso.

Tal vez, esta imaginación, que me acompaña desde niño, confunda mi mente y troque las ilusiones en realidades, aunque también puede ser que los verídicos arcanos del pasado impulsen mis deseos de hacerlos visibles.

Montaje de la imagen percibida por el niño sobre una foto que se puede ver en http://www.caboalles.org/public/galeria1/details.php?image_id=192

Enseguida mis abuelos maternos se trasladaron a su casa en Las Trapiechas y desde allí el acceso al Couso era fácil y natural por unos cuantos caminos, algunos ya desaparecidos, pero que quiero evocar en estas líneas.

CAMINOS Y TERRAZAS

Vista tomada de Google Earth

Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.
Se dejan las imágenes fijas a disposición de los lectores para su descarga.
Ilustración de caminos sobre la vista anterior tomada de Google Earth

La traída de aguas desde la Rebochada hasta Corea (La Traída, en lo sucesivo) atravesaba horizontalmente todo el Couso (está marcada con trazado aproximado, en rojo), esta senda vertebraba todas las subidas al monte y se utilizaba con asiduidad, tanto por los vecinos de Las Trapiechas como por  los de Corea, para ir a bañarse a la Sierra o a la Rebochada.

El Camino 1, lo iniciamos por detrás de la casa de Miranda (Francisco y Agripina)  donde se desdoblaba en dos itinerarios: uno, empinado,  directo a la cumbre del Montín y otro, más suave, rodeándolo por la derecha. Para llegar a esta casa cruzábamos la reguera desde detrás de las escuelas derruidas recientemente (camino actual)  o desde la casona de los Vuelta (teníamos que cruzar por la finca de Miranda y subir por unas escaleras a la parte trasera). Hacia los años sesenta del siglo pasado los vecinos de Las Trapiechas solían subir los domingos a hacer su merienda-cena en la pequeña llanura que está en lo alto del Montín. Hoy día es una finca particular con una explotación apícola y lógicamente está cerrada, es un lugar idílico, como percibimos en la próxima fotografía.

El Montín (Foto del autor)

El Camino 2, en el camino entre la casona de los Vuelta y Casa Castro (actualmente casa de Brito, el caboverdiano), la entrada hacia el Couso arrancaba entre la casa de Ángel (luego de su hermano Miguel) y las casas de Vaquera y Valencia (en la actualidad, en este lugar, hay edificaciones y cierres por lo que este acceso está anulado),  se dirigía hacia la reguera (es posible que alguna crecida de este arroyo tuviese su vía de escape por esta entrada) y al sendero de la Traída, unos metros por encima de ésta existía un pequeño pozo producto de una corta cascada. Esta zona del regato era aprovechada por los vecinos cercanos para lavar la ropa y otros enseres cuando bajaba el caudal adecuado.

El Camino 3, lo marcamos en la ilustración desde Casa Castro hasta la Traída. Vamos a describirlo desde el área del cementerio viejo, actual parque infantil.  Estamos en la esquina del camposanto y nos dirigimos por un camino recto y llano hacia el bar Casa Cuervo (en los cimientos en la imagen siguiente), a nuestra derecha veríamos, en los años sesenta del siglo pasado, unas huertas de patatas al lado del camino y debajo de éstas un sembrado algunas veces de centeno; entre estas huertas y el sembrado existía un desnivel que tenía su continuidad por el pascón de Manuel Álvarez – “El Caimán” – (donde ahora está construida la casa de José Tablado y el edificio de viviendas adyacente a la Cervecería Jose) aquí el terraplén va tomando una mayor inclinación hasta ponerse vertical por detrás de Casa Gervasio y atravesaba la zona de la carretera hacia la iglesia vieja como se puede observar en fotografías antiguas que en su momento veremos. Continuamos hasta Casa Cuervo que está en un área que es prácticamente llana (borremos en nuestra imaginación todas las edificaciones) desde la antigua necrópolis hasta la casa inacabada de Marcos Verano y siguiendo hacia la izquierda hasta la carretera de Degaña. Hemos descrito un primer nivel o escalón nº 1, desde la terraza nº 0 (La Chaniecha) a la terraza nº 1 (Cementerio viejo).

Foto nº 660 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, años sesenta del siglo XX

Vemos desde la diagonal, que apunta al monte, de Casa Cuervo el camino que sube directo hasta Casa Castro dejando a la derecha la antigua granja avícola y a la izquierda la casa del Pastor, pero al atajar al través por la zona llana nos encontramos con un segundo nivel que hay que salvar por un talud vertical en el cruce del camino que sube hacia el Couso con el que viene desde Casa el Relojero, este peldaño se inicia más o menos a la altura de la casa de Rubial (Rogelio y Adonina) y va tomando altura e inclinación hasta Casa el Relojero, aquí el talud pierde inclinación hacia donde, hoy día, se ubica el polideportivo cubierto y continúa hasta la reguera principal del Couso. Ya subimos al segundo nivel o escalón nº 2, desde la terraza nº 1 (llano de casa Cuervo) a la terraza nº 2 (chabolos de Casa el Relojero). Subimos rectos hacia la Casa Castro (o casa de Brito), pasamos la Casa del Pastor y -¡oh! sorpresa – nos topamos con un fuerte desnivel, el tercero,  que tenemos que salvar girando a la derecha por una rampa que llega hasta la altura de la mencionada Casa Castro; esta grada se inicia en la pseudo-reguera que baja pegada al pascón del “Obispo” por donde Casa Nori (hoy Casa Brandido) y sigue prácticamente vertical hasta Casa Castro y posiblemente continuase, por delante de las casas de Jesús, Rogelio y Aurea, Alejo, etc., hasta la reguera a la altura de la entrada descrita en el Camino 2. Tenemos un tercer nivel o escalón nº 3, desde la terraza nº 2 (Casa del Pastor) a la terraza nº 3 (tierra a la izquierda de Casa Castro). Ya estamos en Casa Castro ahora vamos a atravesar su pascón en diagonal hasta la Traída donde damos por finalizado este camino 3, pero subiendo este último pascón observamos que sobre el tercer escalón hay un espacio llano que se sembraba de centeno y que está separado del resto de la finca por un terraplén de inclinación media. El cuarto nivel o escalón nº 4.
 
Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.

Foto nº 660 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, años sesenta del siglo XX, ilustrada.

En la explicación de este Camino 3, cuya fase inicial observamos en la instantánea anterior,  hemos efectuado una descripción de Las Trapiechas como un lugar en el que existen por lo menos tres terrazas con diferentes inclinaciones separadas por taludes con fuertes desniveles en varios tramos. No parece que la naturaleza erosione de esta manera el terreno de aluvión que conforma este barrio, más bien sugiere que es una obra humana. ¿De quién?, ¿para qué?


(Gráfico de elaboración propia)

Este perfil de la zona es producto de mi observación visual sobre el terreno, de varias fotografías como las insertadas, de datos topográficos, pero no es una representación rigurosa de esta área, sólo una ilustración subjetiva de la misma. Por tanto, está abierta a contener errores, sufrir rectificaciones o críticas u otras consideraciones; no obstante nos ofrece una visión bastante precisa de la estructura del terreno que se está pormenorizando y  es una invitación a que investigadores expertos tomen interés y realicen un trabajo profesional.

Las fotografías que siguen son iguales, como va siendo costumbre, la segunda ilustrada con la numeración de los escalones, nos ayudan, junto con el perfil, a ubicar las terrazas y sus bordes. (Ejemplo: entre escalón nº 1 y escalón nº 2 está la terraza nº 1).
Fotografía del vuelo americano de 1957, origen y propiedad del Instituto Geográfico Nacional de España
http://fototeca.cnig.es/

Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.

Detalle de la fotografía anterior con la ilustración de la situación de los escalones aludidos en el texto

El Camino 4, es la única subida actual que no atraviesa fincas privadas, se inicia en la carretera de Degaña, justo antes de la casa del “Obispo”, continúa por delante de la casa de Nori  y sigue por el cauce de la pseudo-reguera hasta la Traída, aquí ya estamos muy próximos al borde inferior de la hondonada que observamos en la fotografía del vuelo americano de 1957. Hace unos años se realizó una pista sobre el recorrido de dicha pseudo-reguera y que nos acerca hasta la Peña el Piniecho.

A la vez que he detallado los caminos que utilizábamos para “explorar” el Couso durante nuestros años infantiles y juveniles, he aprovechado para definir el aterrazamiento de Las Trapiechas según las íbamos atravesando, circunstancia de la que no creo tuviésemos conocimiento en aquellos años y éramos totalmente indiferentes ante esta realidad topográfica.


LOS RECUERDOS


La caterva de rapaces, a finales de los cincuenta y parte de los sesenta años del siglo XX, subía al mítico “Couso” por los caminos descritos y por otros menos transitados y más directos sin que la pendiente fuese un obstáculo insalvable para ellos. Allí se desperdigaban por los más recónditos lugares de nuestro fabuloso monte donde las ideas se convertían en realidad, la imaginación dejaba de ser utópica y lo prohibido perdía su vigencia. Tiempos felices de una infancia plena de ideas y de preparación para el futuro.

Además de los juegos habituales de la época, de prohibiciones eludidas (por ejemplo, fumar, etc.),
de trastadas sin fin, de “lucha” entre bandas, etc.,  solíamos realizar obras “públicas” como minas (detrás de la casa del enterrador o en la pseudo-reguera más arriba de la casa de Nori) y casetas (la más importante a media altura entre la Peña – así denominábamos a la Peña del Piniecho – y la Traída, por debajo de una vereda llana que llegaba hasta la reguera). No puedo dejar de recordar, en este instante, a Gelo – Ángel Díez Maeso – que era el experto minero y cantero de estas obras y que nos dejó hace unos años.

Nos costó mucho trabajo realizar la caseta mencionada que nunca llegó a estar totalmente acabada aunque llegamos a ponerle la estructura para el techo; “conseguimos” el material para dicha cubierta del cerco derruido de madera de dos chimeneas mineras hundidas que estaban entre la peña que parecía una cabeza de lobo y la otra peña que está por encima del Montín, una vez preparada para poner las escobas en el tejado vino el “viento” (algún vecino, supongo) y se la llevó. Recordar aquí que últimamente el carbón apilado también lo lleva el viento y la lluvia, o eso dicen.



La Peña formaba en lo más alto un resalte, una visera, por lo que inmediatamente debajo quedaba un abrigo, estrecho y largo, donde podíamos refugiarnos de los elementos meteorológicos como la lluvia, el viento, etc., o simplemente estar a la sombra y disfrutar del paisaje y de otros placeres. Muchas veces hacíamos una pequeña fogata con el abundante brezo de los alrededores de forma que el humo de la misma disimulaba el que soltaban los prohibidos “Celtas” o “Peninsulares” y que hacía poco perceptible desde el barrio este veto impuesto por nuestros mayores. También esta lumbre servía para que los chorizos sacados subrepticiamente de alguna casa y espetados en ramas de urz,  convertidas adecuadamente en palos aguzados, se asasen en ese modesto fuego; la merienda se complementaba con bebidas compradas en Casa Cuervo y pan de Corros o Rosendo, aunque sólo a veces porque el numerario era exiguo y los chorizos finitos, la “merma” de los mismos no podía ser evidente para los padres de familia. Para paliar esta parvedad de posibles a veces preparábamos tómbolas en Las Trapiechas, pero esa es una historia del barrio, no del monte.
 
La peña del Piniecho vista por la parte llana trasera (Foto del autor)
 
Más de veinte años después, en 1988, aún quedaban restos de nuestra caseta como se observa en la siguiente fotografía y donde se percibe el buen tamaño de las piedras utilizadas y que traíamos en parihuelas desde la reguera.

Restos de la caseta (Foto del autor)

¿Habrá vencido ya la naturaleza a estos restos y los habrá hecho desaparecer?

¡Qué pena!, no va a quedar huella de nuestro paso por el Couso, pero el Couso sí nos deja impresiones en nuestros recuerdos. También es cierto, como veremos más adelante, que existen huellas importantes del pasado en este monte mítico, pero los autores de las mismas hace siglos que han perdido la memoria.

Podría reflejar otras muchas anécdotas, travesuras, “hazañas”, pero prefiero que quién lo lea y se sienta aludido pueda contar su experiencia en el apartado “Comentarios” al final de este capítulo.

Yo también quería encontrar un tesoro en el Couso, como le ocurre a Tom Sawyer en la cueva a la que se accede secretamente desde el Mississippi y que repartió con su amigo Huckleberry Finn, pero no se me hizo visible en aquellos tiempos. Recuerdo que, con tacos de plomo de los usados por la C.N.T.E., hice un lingote de dicho material fundiéndolo en una lata pequeña de sardinas, en el hogar de la cocina de carbón de mi casa; el trozo de metal de forma ovalada quedó oculto en una fisura de la peña que conocemos en este texto como la “Cabeza del Lobo”; cuando volví había desaparecido, alguien había encontrado su tesoro, mi pequeño óbolo a la peña.

Pero el tesoro del Couso existe, está a la vista, nos rodea y lo pisamos cuando estamos en Las Trapiechas, es mío y es de todos, es un patrimonio que debemos mostrar al mundo entero.

A veces las riquezas ocultas sólo lo están para ojos poco entrenados o acostumbrados a ver el mismo paisaje desde su nacimiento y asumirlo sin más.


EL COUSO
EL TOPÓNIMO

Existen diferentes opiniones sobre el significado de este topónimo:

En Lletres Asturianes, núm. 108
Topónimos valencianos explicados a través de la onomástica asturiana de Emili Casanova:
El Couso (ast.) <  CURSUM ‘carrera’. Este testimonio es seguro en val. pues es la antigua Vía Augusta que ha dado nombre hasta a estadios de fútbol como el de Onda, pero no lo es tanto en ast., donde la evolución fonética no es completamente satisfactoria, aunque puede ser aceptable el cruce o influjo de Couz < CAUCE. Pág. 77
Ast.=asturiano; val.=valenciano.
En asturiano “couso” puede ser sinónimo de CURSUM “carrera” o CAUCE.

En Toponimia de Dodro e de Laíño. Os nomes na auga
De Manuel Lorenzo Baleirón
Couso:
Cabeza Quiles faino derivar da palabra latina CAPSUS, ‘caixa’, e di que se aplica a terreos algo afundidos que pola súa disposición orográfica podían asemellar caixas. J.L. Pensado, citando a J.P. Machado e o seu Dicionário Onomástico Etimológico da Língua Portuguesa, apunta como orixe CAUTUM, ‘couto’. Serían por tanto espazos inmunes, acoutados. Corominas entende que se mesturaron ‘cursus’, ‘carreira’ e ‘cautum’. Nos diccionarios hai acepcións moi diversas: foxo e trampa para lobos, lugar para celebrar xustas ou carreiras de montería, horto de legumes. O Couso noso, couto, horto, trampa, lide ou Caixa, segue alí agardando, debaixo de Teaio. Pág. 105
Opiniones similares a las que más adelante leeremos del Dr. Antón Abel Rodríguez Casal.

En Túmulos y  petroglifos.  La construcción  de  un espacio funerario. Aproximación  a  sus  implicaciones simbólicas. Estudio  en  la  Galicia  Centro-Oriental: Samos y Sarria
De Ana I. Filgueiras Rey y Tomás Rodríguez Fernández
Estas  tres  vías  de  tránsito  se funden  en  una  sola  en  la zona  que  en  época  altomedieval aparece  denominada  como  Monte  O  Couso,  que  no  es  otro  que  la  hoy  en  día  denominada  Serra  de  Santa  Marina.  Actualmente  en  topónimo  «Couso»  se  circunscribe  a  una  zona  concreta  de  la  sierra  donde  se  halla  una  importante  encrucijada.  Este topónimo  se  repetirá  en  todos  los  cruces  de  vías  de  tránsito  de  media  y  larga  distancia,  lugares éstos  en  donde  siempre  nos  encontraremos  túmulos.  A  partir  de  este  momento  utilizaremos  el  vocablo  «couso»  para  denominar  dichos  lugares,    siguiendo  la  especificidad  que  demuestra  este  topónimo. Pág. 216/217
En esta zona gallega  y según la opinión de los autores es equivalente a ENCRUCIJADA


En La Necrópolis megalítica del monte de Santa Marina
De Antón A. Rodríguez Casal
Con tan sólo consultar un diccionario gallego o el Corominas (Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico p. 926) sería suficiente para ver como “Couso” puede tener varias acepciones, pero nunca vinculadas a la encrucijada: «sitio a propósito para correr y hacer montería y cacería», «parcela pequeña dedicada al cultivo de legumbres» o «pequeño campo de labranza». Pero además en la Sierra del Caurel (y el monte de Santa Mariña viene a ser una de sus primeras estribaciones) tiene una acepción más concreta que recoge en sus versos el poeta Uxío Novoneyra:
«Couso do lobo!
Cruza un lobo../Roxe a folla nos carreiros/aló no fondo dos cousos».
Y en el glosario final de su libro “Os Eldos. Poemas do Caurel”, define los ‘cousos’ como «fosos, depresións súpetas da terra, xanzas feitas adrede para caza-lo lobo»
En ningún caso un ‘couso’ tiene que ver con la encrucijada, lo que invalidaría, a nuestro entender, todo el discurso teórico de Ana Filgueiras y Tomás Rodríguez… Pág. 123
El Dr. Rodríguez Casal invalida la acepción anterior y se inclina, entre otros significados, por la trampa para cazar lobos que en Laciana denominamos ‘Calello’ o ‘Calecho’

Hasta hace poco tiempo este último significado era el que creía idóneo para nuestro “Couso” de Caboalles de Abajo, no en vano en las Ordenanzas Generales del Concejo de Laciana del 1 de noviembre de 1730 se ordena:
“10ª Ytem, se acuerda que se conserven y compongan con todo lo necesario y se caven los dos calellos de Rioscuro y Caboalles…

La verdad es que dichas normas no aclaran a qué Caboalles pertenece el ‘calello’, se podía pensar en el Couso, no olvidemos que el área limítrofe con este monte se denomina Las Trapiechas (Trapiellas, Trapillas, ¿Trampillas?), diminutivo de “trapa” que en León se utiliza como cierre (echar la trapa = echar el cierre o bajar la verja) o de trampa, así Roberto González-Quevedo opina que “trapiella”  es paxarera, trampa para cazar pájaros, como jaula de palos con truco y señuelo (ponéi las trapiellas, que nevóu  muitísimu) y Pedro Trapiello, en el mismo artículo de Cornada de Lobo, la considera sinónimo de torrentera Diario de León - Cornada de Lobo (http://www.diariodeleon.es/noticias/contraportada/palabro-asturleones_32149.html ). En Actes de les Xornaes de toponimia asturiana: Uviéu, 21-22-23 d'ochobre de 1985 - Toponimia de Santa María de Congostinas – Lena: Las Trapiel.las xunto al Trapel.lin son los últimos topónimos d’esti grupu. Tán relacionaos cola raíz TRAMP-TRAP si facemos casu de les informaciones de los vecinos, sigún les cuales nestos praos poníense trampes pa llobos.

Pero el sentido del topónimo Couso para este sector de Caboalles no va a ser ninguno de los anteriores, en el prólogo de la obra “de BABIA a SIERRA MORENA” (Texto: Manuel Rodríguez Pascual; Fotografía: Fernando Fernández) nos instruye el Catedrático de Geografía de la Universidad de Salamanca, Valentín Cabero Diéguez, con el párrafo siguiente:

… en el paisaje nos quedan así topónimos o vestigios bien expresivos que nos recuerdan las obras hidráulicas y la minería romana: murias, fornias, peines, cousos, carraliegos o canales. Toda una trama de ocupación romana y manejo de los recursos naturales que nos permite explicar diacrónicamente los paisajes, como si descifrásemos un gran códice o palimpsesto escrito en nuestras montañas por mineros, pastores, agricultores, arrieros o peregrinos.

COUSO es, siguiendo el criterio del Dr. Cabero, un topónimo que corresponde a una explotación aurífera romana.

Para que no nos quede ninguna duda de que éste es el verdadero sentido del Couso de Caboalles, se incluyen los siguientes ejemplos:

La Furnia y El Couso, en las Médulas:

La Furnia y El Couso son dos áreas, en las cercanías del mirador de Orellán, en las que se puede observar el empleo la técnica minera de zanjas-canal.
- Cuando se contaba con una pendiente considerable, el agua se arrojaba desde los depósitos para que fuese arrastrando el conglomerado aurífero, como si de una cárcava o zanja artificial se tratase. Este sistema puede observarse muy bien en las zanjas de El Couso y La Furnia, al este del Mirador de Orellán.


Ilustración de Técnicas mineras romanas en la web de Fundación Las Médulas: Zanjas-canal

Los Cousos, Cirujales, Omaña

EL ORO ROMANO DE OMAÑA - Un camino para el turismo
Murias pone en valor la minería romana del oro en el valle Gordo con cinco rutas
… Las otras presas identificadas son La Calzada del valle Gordo, de 16 kilómetros, que sirvió para explotar a cielo abierto los yacimientos auríferos de Los Cousos…


Como en el caso de Las Médulas, también aquí existen los nombres “Los Cousos” y “Las Fornias”.

En este lugar nos encontramos con una coincidencia o circunstancia,  un par de topónimos limítrofes que hacen pensar que existe una vinculación entre ambos y que se repiten en Caboalles, veamos:

Ilustración de Google Earth: Los topónimos citados en Cirujales

Cirujales: Los Cousos y al otro lado de la ladera la Trapiella. Caboalles: Donde acaba el Couso comienzan Las Trapiechas.
¿Estarán estos topónimos íntimamente ligados a sus respectivas explotaciones auríferas romanas?, yo creo que no, pero no debo pasar por alto esta coincidencia.

Los Cousos, Vegarienza, Omaña

En la obra de Florentino Agustín Díez, que fue secretario del Ayuntamiento de Villablino, titulada El Valle de Laciana, en su pág. 82 podemos leer:

"Bajamos ahora a Vegarienza, estirpe de nombres y de sangres hidalgas, reflejadas en las piedras de viejas casonas. Allí un castro notable, si a su imagen y arrogancia nos atenemos. Se llama Las Coronas, muy defendido de escotadura y rápidas pendientes... Por allí los Cousos, cimientos arrancados por el arado de primitivas habitaciones y la inmensa gracia y virtud de una fuente abundante, pura y perenne, en la altura, gloria del castro... Barrancos temerosos y profundos separan las Coronas de la llanada y prados que dice de Bustiello, lugar tal vez de antiguas sepulturas, acaso la necrópolis del castro, opina el P. Morán"

No nos aclara D. Florentino si los Cousos de Vegarienza son una explotación aurífera, hace referencia a “cimientos arrancados por el arado” que tal vez signifique que existan canales en forma de peine o arados.



Para continuar nuestro camino los peregrinos del Viejo Camino de Santiago consultamos el libro de nuestra mochila, el “Vexu Kamin” de Julián González, que en el documento de la peregrinación de Leodegundia dice así:

     “Descansamos en el monasterio de Vegarienza…Y continuamos el andar desde Aguasmestas por el Valle Gordo y su calzada con tantos árboles y en su río truchas y donde los montes tienen surcos muy torcidos para que corra el agua, que llaman Cousos”

El documento habla en el año 902 de los canales de extracción del oro y aún hoy están ahí, testigos de una historia que no conviene olvidar.

Este artículo fue publicado en La Nueva Crónica el 23 de junio de 2015, el blog incluye el enlace correspondiente.

Consultado Emilio G. de la Calzada (natural de Vegarienza y autor del blog Lembranza https://lembranzas.wordpress.com/ , lectura que recomiendo porque Emilio vivió en Villablino y nos traslada sus recuerdos de infancia y adolescencia de aquellos años cincuenta/sesenta del siglo pasado retratando la vida lacianiega de la época) me contesta con unos correos de su prima Estela que dicen:

… Aquí sí hay en las Coronas una parte que se llamaba Los Cousos…

…Lo que sí he leído en alguna parte es que los romanos desviaron el rio Omaña del monte para explotar el oro. Si recuerdas este monte esta surcado de canales verticales que en la parte baja tienen acumulación de tierra (Candanedo, Valdegrisa, Valdepila, etc.)También sabrás que por el alto del monte hay una calzada romana (rodera de la calzada). Algunos dicen que era un canal de conducción de agua para lavar  el oro por arrastre…

Estela nos ha descrito perfectamente un castro, ‘Las Coronas’, donde vivían los trabajadores mineros y una explotación aurífera, ‘Los Cousos’, de las denominadas ‘Canales en peine o arados’.

Figura tomada de Inventario de las labores romanas de prospección y explotación de oro en el NO de la cuenca del Duero    diciembre 1982.  Informe del Instituto Geológico y Minero de España
Hemos podido analizar tres ejemplos del topónimo “couso” en la provincia de León y su relación con explotaciones auríferas romanas, de lo cual podemos deducir sin temor a equivocaciones que esta cuarta denominación de “couso”,  el de Caboalles de Abajo, corresponde con labores mineras  a cielo abierto del periodo de dominación romana.

Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.
Foto ilustrada, imagen original al principio de este escrito

Como consecuencia de lo expuesto podemos colegir que el actual Couso de Caboalles contiene los restos de un aprovechamiento de oro en los primeros siglos de nuestra era.

Hasta aquí los recuerdos de la niñez y juventud del autor, la observación del terreno y la constatación del significado del topónimo “couso”, queda ofrecer a los lectores que aún sigan este relato las hipótesis de este modesto prosista sobre este tajo minero de los tiempos de la ocupación romana.

Sólo puedo hacer cábalas de neófito sobre la base de mis observaciones oculares y mis rudimentarios medios de análisis y medición. Queda pendiente que una administración o entidad quiera poner en valor estos restos arqueológicos y con medios económicos encargue a un equipo multidisciplinar de geólogos, geógrafos, arqueólogos, topógrafos, ingenieros, etc., el estudio riguroso y científico de este yacimiento.

Si con mis comentarios puedo interesar al público en general y a los organismos competentes habré conseguido mi objetivo, aunque estas líneas puedan contener infinidad de desaciertos.

Como suele ocurrir con otros capítulos de la historia de Laciana, parece que no se le da la importancia que tienen estas labores mineras de una edad cercana a los dos milenios. Yo creo que sí, que tienen gran envergadura, que no han sido – por lo menos yo no tengo noticias – debidamente estudiadas  e intento crear esa necesidad de investigación entre mis paisanos y otras personas comprometidas para que podamos exhibir con orgullo nuestro pasado histórico.


EL COUSO
EXPLOTACIÓN AURÍFERA

EMPLAZAMIENTO:

En Caboalles de Abajo, por encima de los barrios de San Juan (Corea) y de Las Trapiechas



En ambas instantáneas podemos ver dos hundimientos muy cercanos y un posible canal se dirige desde la reguera hacia la depresión de la izquierda situada sobre Corea. Merece la pena ampliar esta última fotografía acudiendo a la web citada, puede despejar muchas dudas.

Para facilitar la labor a quién no tenga a mano la posibilidad de conectarse a internet en el momento de la lectura incluyo la ampliación aludida, aunque lo ideal es verla en la página citada.


Denominemos a estas depresiones de esta forma, a la izquierda el Couso de Corea, a la derecha el Couso de Las Trapiechas.



Este topónimo lo documenta Armando Murias Ibias en su publicación Conceyu de L.laciana. Parroquia de Cagualles d'Arriba:

Cousu, El: Monte baxo a la parte baxa de Reciel.lu, enfrente de Las Chapas. Ye la llende con Cagual.les de Abaxu.”

La descripción que realiza Armando Murias coincide con la situación del sector que denominamos el Couso de Corea.

Si tenemos en cuenta el significado que tiene “couso”, que no es otro que un topónimo relacionado con  una explotación aurífera romana, tenemos la “confirmación” de la existencia de este laboreo minero por encima de Corea.
 
Con la ayuda del Google Earth podemos tener otra visualización de estas concavidades y de sus respectivos conos de deyección
Ilustración de Google Earth

El Couso de Corea desparrama sus derrubios por todo el barrio del mismo nombre y puede que lleguen hasta cerca del antiguo cuartel de la Guardia Civil.

 

 Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.
 
Ilustraciones de Google Earth, la segunda animada y la tercera con el contorno aproximado de las explotaciones auríferas

La posible explotación aurífera del Couso de Corea tiene, según la medición realizada a través del visor Fega de“Sigpac”, una superficie superior a cuatro hectáreas.

Imagen de sigpac.mapa.es/fega/visor

La proximidad al Couso de Las Trapiechas, la factible llegada de un canal de abastecimiento (carraliego o "corrugo"), la disposición del yacimiento que puede corresponder a una “gran zanja”, como la de su homónimo de Las Trapiechas, el mismo topónimo, me induce a considerar que este Couso de Corea es otra explotación aurífera romana.

 Terrazas en Corea (Foto del autor)

Es posible que existan terrazas sobre las que se edificaron las viviendas mineras, como en el caso que estudiaremos en Las Trapiechas, y que también cruzaría por una de ellas la actual carretera a Degaña. Aunque la anterior  fotografía no es lo suficientemente nítida, sí que se pueden observar algunos de los aterrazamientos. En las “gradas” del antiguo campo de fútbol que ahora acoge al polideportivo queda al descubierto el terreno sedimentario de aquella lejana época, un buen lugar para obtener muestras para hacer un análisis del mismo.

En la imagen anterior, a la izquierda abajo, se ve un camino que sube hacia el depósito del agua que se intuye debajo de la mata verde que aparece en primer plano; a la derecha de dicho camino se observa una terraza que, por lo menos, desde la reguera que separa los dos Caboalles continua hacia el camino citado y sigue más hacia la izquierda donde la instantánea se acaba; por debajo de ésta hasta la primera casa (a la que parcialmente tapa y da una idea de su desnivel) tenemos otra plataforma de las mismas características que la anterior; la siguiente por encima de los cuarteles delanteros; otra más por debajo de la carretera, etc.

No he podido observar “in situ” estas características del terreno desde que he caído en la cuenta de su existencia, habrá que volver a la zona para verificar su tamaño, aunque queda constancia de su presencia y la posibilidad de que estén asociadas al posible laboreo aurífero romano.

No obstante dejaré de persistir en esta posibilidad y de efectuar comentarios hasta que ésta se confirme. Veamos otra fotografía y una ampliación de la misma con el detalle de la superficie objeto de explotación.

El barrio de Corea desde la Devesa (Foto del autor)

En vista del fuerte terraplén que se ve en primer plano de la instantánea y que acaba en el río, las plataformas aludidas podrían tratarse de terrazas aluviales, aunque suelen formarse en ambas márgenes del río y por la zona de la Devesa no parecen existir, simples elucubraciones mías, en todo caso no serían incompatibles con sedimentos auríferos.

Detalle del posible Couso de Corea (Foto del autor)

El “corrugo” o canal de abastecimiento que viene por la otra ladera asomaría en la loma justo encima de la depresión que se percibe en la imagen.

Me centraré en el Couso de Las Trapiechas que a partir de ahora designaré simplemente como el “Couso”.

DESCRIPCIÓN DEL COUSO:

Estos yacimientos auríferos son de tipo secundario, es decir, es oro libre en terrenos de aluvión.
Más adelante habrá fotografías que dejarán constancia de estos sedimentos, pero el autor no puede, ni debe como inexperto que es, reflejar ninguna otra opinión geológica.

Tomaremos del Informe “Inventario de las labores romanas de prospección y explotación de oro en el NO de la cuenta del Duero. Diciembre 1982” Pág. 8/9, efectuado por el Instituto Geológico y Minero de España, el siguiente párrafo que bien puede encajar con nuestro caso:

“Desde el punto de vista geológico se trata de yacimientos secundarios de oro nativo (placeres). El oro primario procede del paleozoico y se ha concentrado en los depósitos aluviales miocenos. La erosión de estos durante el Cuaternario ha favorecido su concentración sucesiva en los sedimentos fluviales de terrazas antiguas y actuales en la proporción de 1,4 a 2,75 (PEREZ GARCIA, 1.977). Así pues, se han explotado preferentemente los sedimentos de la Raña y terrazas fluviales y las facies proximales, de granulometría gruesa y elevada energía del medio, de los sistemas aluviales terciarios”

Está claro que, por la forma de “concha de mejillón” que tiene la depresión que aparece en las fotografías,  el sistema de arranque del material  fue por erosión de la energía hidráulica aplicada.

El mencionado informe nos describe un sistema de extracción que encaja a la perfección con nuestro Couso:

Grandes zanjas
Utilizando el sistema de caída de agua sobre un frente reducido se logra, por concentración de energía, profundizar zanjas mayores que las que se consiguen, por ejemplo, por el método de las cortas de erosión. En ocasiones el agua se deja caer también por los costados de la zanja para ayudar al deslizamiento de los materiales. Son trabajos grandes y muy empleados en el Mioceno de las Omañas. (Fig. 7).

Figura  y textos tomados de Inventario de las labores romanas de prospección y explotación de oro en el NO de la cuenca del Duero    diciembre 1982.  Informe del Instituto Geológico y Minero de España

Ya se hizo alusión a un canal o “corrugo” en párrafos anteriores y en la fotografía ilustrada del Couso nevado. No parece a simple vista que exista alguna otra conducción de agua a las explotaciones citadas, ni tan siquiera los restos de alguna que llegase a la cabecera de este Couso, pero no son descartables.

Ampliación de la fotografía tomada de Apartamentos l'Abiseu   https://www.abiseu.com/entorno/

Propongo la hipótesis de la existencia de dos embalses en sendas hondonadas que  existen en el cauce de la reguera de Las Trapiechas, uno por encima del posible arranque del canal  y otro justo donde se inicia dicho conducto; estos embalses recogerían agua de lluvia o deshielo que sería muy necesaria para el desarrollo de las labores erosivas.

El canal de abastecimiento o “corrugo” debería estar recubierto en su fondo y paredes de piedras y/o maderas para evitar el “urrio” que menciona Plinio, es decir, para evitar la erosión de dicho canal; sería interesante realizar una cata arqueológica en esa zona para confirmar esta conjetura o descartarla. El canal propuesto tendría unos doscientos metros y una pendiente del cinco por ciento (viable, si consideramos la escasa longitud y el posible error de cálculo de la pendiente, en las Médulas la inclinación no llega al uno por ciento) y si fuese directamente a la cabecera del “Couso” la distancia sería de unos trescientos setenta y cinco metros y una pendiente de más del catorce por ciento (inviable por pendiente excesiva).

No se intuye en las imágenes que exista ningún depósito o estanque en la loma del monte, aunque espacio hay, también sería necesaria una prospección; de ser ciertas estas suposiciones, el estanque o depósito estaría muy cercano a la explotación de la izquierda de la fotografía y a menos de doscientos metros del “Couso” con un desnivel de unos cuarenta metros, posiblemente los romanos – perfectos conocedores de la ingeniería hidráulica – llevarían con un tinglado de madera el agua hasta la cabecera de las labores y la dejarían caer como si fuese una cascada, aumentando de esa forma la energía del agua utilizada.

La salida del agua, una vez realizada su labor de erosión, bajaría hacia las “agogas” que son los canales de lavado; una de las posibles evacuaciones sería por la pseudo-reguera a la que se aludió en el capítulo de CAMINOS Y TERRAZAS, este vestigio fue totalmente destrozado con la construcción de una pista forestal por su trayecto en los años noventa del siglo pasado.

Se recomienda la lectura de Plinio y la minería aurífera romana: nueva traducción e interpretación de PLIN.Nat.33.66-78, de los autores Maurilio Pérez González – Universidad de León y Roberto Matías Rodríguez – Unión Minera del Norte, S.A.

La “concha de mejillón” del Couso ocupa, según el Sigpac, unas dos hectáreas:

Imagen de sigpac.mapa.es/fega/visor

También, según el Sigpac, tiene una longitud de 226 m y una anchura de 122 m y, según Google Earth, una profundidad de hasta 20 m; todas estas medidas son aproximadas pero sirven para dar una idea del tamaño de esta explotación. Si consideramos que es un ovoide de estas dimensiones su área es de 2,16 ha  (según Sigpac 2,06 ha lo que le da valor a los cálculos) y su volumen asciende a unos 577.466 m³, pero podemos ser prudentes y considerar una cifra de 400.000 m³ (mayor cifra de toneladas si consideramos el peso específico de arena/grava en 1700 kgf/m³).  Este yacimiento no se puede considerar irrelevante como parece haber sido hasta ahora, menos si consideramos las cifras superiores expuestas, más bien opino que es una explotación importante, sobre todo contando con la posible de Corea lo que nos haría pasar de las seis hectáreas de labor y superar el millón de metros cúbicos de materiales removidos. Ejemplos como el de la Fucarona, cerca de Rabanal del Camino, de unas tres hectáreas y media (Fuente: Google Earth) o la del Río de las Huelgas, en Veguellina de Cepeda, con un volumen de estériles de 500.000 m³ (Fuente: Las Explotaciones auríferas romanas del Río de las Huelgas y su influencia en la transformación del paisaje (El ejemplo de Veguellina de Cepeda) cuyo autor es R.B. González Gutiérrez), más conocidas y estudiadas que la nuestra y de volúmenes parecidos o menores.

Antes se nombraron las “agogas” o canales de lavado de los que no existen indicios, tampoco son habituales estos vestigios en otras explotaciones,  salvo que vayan íntimamente unidas a las terrazas de Las Trapiechas de las que hablamos y hablaremos. En la obra de la traducción de Plinio, lectura recomendada más arriba, se lee el siguiente texto:

76. “Todavía queda otra labor en el llano. Se cavan fosas por las que fluye la corriente de agua (se llaman agogas), éstas se cubren a intervalos con urce. Se trata de un arbusto semejante al romero, que por su aspereza retiene el oro. Los lados se cierran con tablas y por los lugares escarpados se suspenden los canales (38). Fluyendo de este modo, la tierra se desliza en el mar y el monte derruido desaparece, y por estas causas Hispania ya ha hecho avanzar gran cantidad de tierras hacia el mar”
Cita de los autores:
(38)Con el término ‘canales’ Plinio hace referencia a los canales de lavado, no a los de suministro de agua, anteriormente llamados ‘corrugos’. Estos canales de lavado (‘agogas’), para resultar efectivos en el tratamiento continuo de miles de toneladas de materiales auríferos, necesitaban tener una longitud de varias decenas de metros y una pendiente uniforme. Por este motivo, en las primeras fases de la explotación de minas auríferas situadas en zonas escarpadas, donde el espacio efectivo es reducido, hubieron de realizarse algunos tramos suspendidos sobre estructuras de madera para mantener la longitud y la pendiente adecuadas. El avance de la explotación proporcionaría más tarde el espacio suficiente en los vaciados e igualmente en las zonas rellenadas por los estériles, haciendo innecesaria la utilización de elementos de soporte.

El informe del IGME, anteriormente referido, indica que los canales de lavabo o agogas son  bastante largos, de unos cuarenta metros, y que la pendiente no pasaba de un 5 - 6%.
Esta labor que Plinio ubica en el llano, ¿sería en los llanos o terrazas de Las Trapiechas?

Los estériles producidos en el Couso, como es obvio, son iguales a las cifras reseñadas como volumen de explotación, porque la obtención de oro no llegaba a los 3 gramos por metro cúbico en el mejor de los casos, entonces habrá que determinar dónde están depositados. Tenemos una explotación cifrada en unas dos hectáreas de terreno, unos veinte metros de potencia media y un volumen estimado de unos cuatrocientos mil metros cúbicos de movimientos de tierras que equivalen a la cantidad de estériles a diseminar por el terreno situado debajo del aprovechamiento aurífero. Las cifras anteriores nos indican que si estos derrubios tienen una media de diez metros de altura media se necesitan cuatro hectáreas para escombrarlos; pero en ningún corte se puede observar que alcancen esa cifra de diez metros, se quedan en un máximo observado de unos siete metros por lo que el área de distribución tiene que ser muy superior.

En las imágenes que se van a insertar a continuación se puede intuir el cono de deyección creado por la dispersión de los materiales arrancados de la anteriormente denominada “concha de mejillón”.  Se realizan dos suposiciones, una de poco más de dos hectáreas (imposible según las cantidades manejadas)  y otra de cerca de cinco hectáreas (más acorde con lo formulado).

Imagen de sigpac.mapa.es/fega/visor

Tomando como base el final de la concha de mejillón se extiende por la izquierda de la explotación hasta el antiguo cuartel de la Guardia Civil y por la derecha hasta casa Castro, con límite inferior  en la carretera de Degaña, la superficie es de 2,37 ha según la ilustración anterior. Claramente insuficiente para albergar la ganga.

Imagen de sigpac.mapa.es/fega/visor

Por el contrario, en esta imagen, la superficie marcada es de 5,60 ha, incluyendo, además del área señalizada en la anterior ilustración, casi toda la zona de Las Trapiechas.  Perfectamente factible.

Pero seguimos sin saber la ubicación de las ‘agogas’ o canales de lavado, último proceso de donde emanan los detritus o ganga del laboreo y que, se supone, están distribuidos en el terreno iluminado en la infografía anterior.

LAS TRAPIECHAS

Se extienden desde el Couso hacia el valle, con límite, por la izquierda, mirando hacia el monte, la pseudo-reguera o canal de salida del agua utilizada en la arrugia y/o en los lavados, por la derecha hasta la reguera que baja al río por donde la fuente del Fraile (realmente Las Trapiechas sobrepasan este arroyo y llegan hasta la base del Montín  y el límite con el rio, pero este sector no tiene interés  para la minería aurífera), desde aquí sigue por el desnivel hacia el río y desde la linde superior del pascón de Pezós hasta la casa de Gervasio, sigue por  la carretera hasta el camino anterior a la casa del “Obispo”. Esta divisoria casi coincide con la supuesta dispersión de los materiales desechados.

¿Y si las ‘agogas’ están ligadas a los escalones reseñados en “caminos y terrazas”?
¿Y si la explotación aurífera se inició en el escalón nº  1 y fue ascendiendo hacia el monte?

Suposiciones difíciles de probar aunque posibles, lo cierto es que en Las Trapiechas podemos observar cuatro terrazas, de ellas tres llanas o bastante planas, cuya existencia debe estar íntimamente ligada a la explotación del Couso como observaremos en una serie de fotografías que se incluyen a continuación. Los escalones de las terrazas numerados del nº 2 al nº 3 cruzan horizontalmente Las Trapiechas desde la reguera hasta el canal de salida, incluso la terraza 3 continúa más allá de este conducto.  El escalón nº 1 puede llegar hasta la reguera y el nº 4 hasta el canal de salida. Se perciben fuertes desniveles casi verticales en tramos de los bordes de las terrazas, en los escalones del nº 1 al nº 3.

Infografía de Google Earth: Vista actual de Las Trapiechas

Infografía de Google Earth: Líneas de altitud compatibles con los trazados de los escalones

Línea/Escalón nº 1: desde 1.058 en la reguera a 1.052 en el parque infantil, longitud 270 metros
Línea/Escalón nº 2: desde 1.060 en la reguera a 1.058 en el canal de salida, longitud 255 metros
Línea/Escalón nº 3: idéntica altitud en toda la línea, 1.070, de la reguera al canal de salida (233 m), del canal de salida al cuartel de la Guardia Civil (100 m), longitud total 333 metros. (Las cifras de altitud en m s.n.m.)

Trazar unos canales de reabastecimiento y/o recuperación entre los cauces reseñados a través de trazados iguales o muy próximos a los escalones nº 2 y nº 3 son perfectamente viables, como se puede percibir en la combinación de imágenes siguientes:


Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.

Las terrazas con inclinaciones, en tramos muy escarpadas, entre ellas y frentes de considerable longitud y mismo nivel de altitud, no parecen ser producto de la naturaleza, por lo que habrá que pensar  que su realización está circunscrita a la utilización de importantes medios, en este caso es fácil ligar este hecho con la explotación romana que disponía de los recursos y, tal vez, la necesidad de realizarlas.

Se puede especular que estas planicies fuesen espacios dedicados a la agricultura y destinados al sustento de la población que realizaba el laboreo minero, como en  Las Cavenes (Salamanca) donde se denominan “lindones” (ver cita en el párrafo siguiente), aunque, salvo la terraza nº 1, nuestras “llanuras” no son de gran extensión  y tienen una cierta inclinación. Tampoco parecen producto de sedimentos aluviales como aventuramos en el caso de Corea, opción admisible pero remota.

En “La minería aurífera romana en el nordeste de Lusitania: Las Cavenes del Cabaco (Salamanca)”, de los autores M. Ruiz del Árbol y F.-J. Sánchez Palencia (AEspA, 72, 1999, pág. 126/127), se puede leer el siguiente párrafo:
“En la zona minera de Las Cavenes hemos podido individualizar la existencia de espacios dedicados a la explotación agropecuaria localizados entre grupos de labores, formando parte de la articulación general del conjunto de la explotación. Parte de nuestros trabajos se han centrado en un lugar. La Fuente de la Mora, situado entre dos de las principales labores, los sectores de explotación S-10 y S-8, donde se puede reconocer sobre el terreno la presencia de una serie de bancales que, a modo de terrazas, se alinean a lo largo de la ladera ocupando una amplia extensión (firs. 3 y 4). El interés de este lugar por su situación en plena explotación minera y la ausencia de indicios en superficie nos llevaron a plantear varios sondeos que han permitido documentar la naturaleza de estos aterrazamientos.”

Desde luego sería ideal realizar sondeos para verificar su origen, pero no está en mi mano. A quien corresponda…

Se incluye nuevamente el gráfico del perfil de la zona desde el Couso hasta la Chaniecha para una mejor percepción de las terrazas y escalones entre ellas, conjuntamente con la imagen siguiente y la hoja de cálculo de altitudes y pendientes.

Gráfico de elaboración propia
 

Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.

Infografía de Google Earth: Vista actual con la situación de bordes de terrazas y cursos de agua

Creo importante documentar exhaustivamente la existencia de estos bancales en Las Trapiechas y ser profuso en el aporte de imágenes;  como en ocasiones anteriores, a veces, habrá dos iguales, una sin texto y otra con indicaciones.

Cuando describí las plataformas, que conforman Las Trapiechas en el capítulo de “Caminos y Terrazas”, quería presentarlas tal y como las veíamos  en aquellos tiempos del siglo pasado, sin tener en cuenta ninguna relación con la explotación aurífera romana que teníamos ante nuestros ojos, pero que éramos incapaces de ver.

Este nuevo recorrido por estas elevaciones y desniveles tiene el objetivo de relacionar los detalles que se detallan con el laboreo minero en el sector Couso de Las Trapiechas.

 TERRAZA Nº 1

Entre la Chaniecha y la terraza nº 1 (la más llana y extensa de Las Trapiechas) existe un escalón que tiene su máxima potencia y pendiente sobre la casa Gervasio, luego va perdiendo altura e inclinación hasta las actuales casas de los maestros, pero pudiera llegar hasta la reguera de donde procedería el agua si este borde fuese una ‘agogae’. Unas cuantas fotografías nos ayudarán a visualizar este escalón nº 1.

Foto nº 1.815 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, finales de los años 50 del siglo XX

Esta instantánea nos certifica dos evidencias, la carretera de Degaña atraviesa en trinchera el  escalón nº 1 y ésta tiene una gran altura a la izquierda de la imagen, donde ahora se ubica la Cervecería Jose, además queda a la vista el terreno de aluvión perteneciente al final de la terraza nº 1.

Aprovecho para indicar que sería muy interesante consultar el proyecto original de la carretera de tercer orden de Caboalles a San Antolín de Ibias, realizado en 1893 por el ingeniero de caminos D. Vicente González Regueral y Álvarez, definitivamente aprobado el  13 de octubre de 1896. La finalidad es comprobar la topografía previa antes de realizar esta vía, desde su inicio en el puente hasta la salida de Corea, ya que después de atravesar con una trinchera esta primera terraza es posible que siguiese el perfil de alguna otra hasta dejar Caboalles de Abajo, supongo que resultaría más cómodo y barato continuar por terrenos utilizables que no hacer viaductos o más trincheras. Esta consulta podría darnos información sobre las terrazas y escalones existentes en el tramo indicado, sería prioritaria en un estudio riguroso de todo lo que aquí se refleja.

Las dos fotografías siguientes, también de www.caboalles.org , reflejan la trinchera a ambos lados de la carretera, con pocos metros de diferencia en el enfoque de las mismas  pero suficientes para diferentes glosas.
 
Foto nº 114 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, mediados de los años 60 del siglo XX

Queda de manifiesto, a la derecha de la fotografía, el otro costado de la trinchera, con referencia al de la foto anterior, y también su altura; la casa de piedra, a la izquierda de la imagen, es la tantas veces citada casa Gervasio. La profusión de piedras de distintos tamaños con cantos redondeados implica que corresponden a terrenos sedimentarios o de aluvión.


 Foto nº 52 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, primeros años 50 del siglo XX

Volvemos a ver la casa de Gervasio y ambos lados de la zanja que forma el paso de la calzada, obsérvese a la derecha de la instantánea la pared de piedra, todo parece indicar que proceden de alguna “muria” de la explotación romana.

En la actualidad no queda ningún vestigio de las “murias”, pero en la imagen anterior tenemos la constatación de su existencia.

Tampoco quedan restos del asentamiento romano para los trabajadores y demás habitantes de la época; en otros lugares, como las Coronas de Vegarienza, el castro estaba por encima de la explotación, cuestión difícil en la orografía del Couso; el poblado, por razones prácticas y económicas, tenía que estar cercano al yacimiento.

Siempre me llamó la atención el hecho que Caboalles de Abajo fuese construido alrededor de la actual zona donde se ubica la capilla del Cristo, en un terreno umbrío en detrimento de solanas como Las Trapiechas o las del otro lado del río, Barradiecho o Revoltona. Los dos últimos terrenos citados quedaban lejos de la mina, con complicado acceso a ella por culpa de dicho cauce, y Las Trapiechas era una parte de la explotación.

Aunque, teóricamente, no es difícil deducir que la población romana ocupase la superficie libre inmediata a las labores mineras, es decir, el sector actual del Cristo a la iglesia vieja. Una vez finalizado el aprovechamiento aurífero, quedarían habitantes que usaron los equipamientos a su alcance modificándolos según pasaba el tiempo. Las “murias”, por su cercanía, serían utilizadas para construcciones de casas y cierres de fincas.

Foto nº 1412 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, años 60 del siglo XX


En la fotografía anterior vemos la casa de Nito y Adela “la Chata”, actual Cervecería Jose, y la subida a Las Trapiechas, donde no hay muro de piedra seca queda al descubierto el terreno sedimentario; las piedras que forman la pared adosada a la casa seguramente proceden de la excavación realizada para encajar la casa en la parte final de la terraza nº 1 de Las Trapiechas. La siguiente imagen es redundante de la precedente aunque su nitidez es superior y ofrece una mayor visión del muro del camino al cementerio viejo.
 
Foto nº 626 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, años 60 del siglo XX


Por encima del camino, en el que están situados unos niños, se observa una tapia que, con toda seguridad, está hecha con piedra de origen sedimentario, puede que este material también sea procedente de “murias”.

Asimismo, la fachada de la casa parece que está realizada con un sillarejo muy similar a las piedras utilizadas en el muro y en la tapia.

La altura del talud, en las dos instantáneas anteriores, queda a la altura del primer piso y la rampa del camino continúa elevándolo hasta el cementerio viejo.

En la siguiente fotografía la primera casa que se ve es la segunda casa de Gervasio, que se halla a continuación de la que vemos en las fotografías anteriores lindando con la carretera, aquí comprobamos la altura del desnivel del escalón nº 1 que casi enrasa con el tejado de dicha segunda casa, por lo que podemos calcular más de cinco o seis metros de potencia. En primer plano la pared de piedra quizá procedente de “murias” del laboreo aurífero. Detrás del fotógrafo estaba el cementerio viejo, nuestros antepasados se aseguraron de ubicar la necrópolis en suelo fácil de profundizar para hacer las fosas, justo donde el terreno de aluvión alcanza su máximo grosor.

Foto del autor, año 1978
 
La casa de Cervecería Jose, incrustada en la terraza nº 1 de Las Trapiechas, y el edificio de viviendas que está detrás, además de otras actuaciones recientes, han borrado las huellas del terreno de aluvión. La zona está totalmente humanizada, comparando las fotos de las procesiones con la imagen actual de Google Maps  constatamos este cambio radical, por ello es importante dejar testimonio de los detalles de aquellos tiempos. Cuando hicieron la casa Nito y Adela posiblemente hayan dejado un espacio entre la pared posterior de la misma y el talud, si es visitable, la cata del desnivel se realizaría sin necesidad de sondear.

Imagen actual de Google Maps – Cervecería Jose

El borde del escalón nº 1 continúa la línea entre la Cervecería Jose y el edificio de viviendas con las casas de Gervasio, rodea por la finca de la casa de José Tablado y se desvía hacia las casas de los maestros, por debajo de la actual casa de José G. Rodríguez Antón (autor del vídeo promocional de Caboalles de Abajo y cuyo enlace hemos incluido anteriormente). La franja, ahora vertical en el cruce con la carretera, va perdiendo altura y pendiente hasta integrarse en la terraza nº 1 a la altura de las citadas casas de los maestros; desde aquí es posible seguir hasta la reguera prácticamente en llano y de esa forma conseguir llevar un canal con agua por todo el canto del escalón nº 1. Una posibilidad que facilita la utilización de la energía hidráulica por los romanos para posiblemente hacer prospecciones tipo ‘aurum talutium’.

Los autores de “Las zonas mineras romanas del noroeste peninsular. Infraestructura y organización del territorio” F. Javier Sánchez-Palencia, Almudena Orejas, Inés Sastre y Luis Carlos Pérez, publicado en Nuevos Elementos de Ingeniería Romanas III Congreso de las Obras Públicas Romanas. Astorga 2006. Junta de Castilla y León – Colegio de Ingenieros T. de O.P.  TRAIANUS © 2006 – http://traianus.rediris.es , afirman:
 “El ‘aurum talutium’ es descrito por Plinio como el oro que se encuentra en la superficie cuando la tierra subyacente también es aurífera…
…En realidad se trata de un segundo paso del proceso prospectivo, que implica ya la remoción de terrenos consolidados, no de placeres móviles, como ocurría en el muestreo a la batea o ‘segullum’ antes mencionado. Los trabajos que documentan la búsqueda del ‘aurum talutium’ en todo el cuadrante noroccidental son muy numerosos…
…El ‘aurum talutium’ con ese sentido de prospección tendría especial relevancia en los yacimientos secundarios, donde se documenta ese tipo de lavado superficial casi siempre, salvo que el yacimiento sea de muy pequeñas dimensiones.”
 Puede que el talud descrito en la terraza nº 1 sea consecuencia de la búsqueda del ‘aurum talutium’ y que hayan traído un canal desde la reguera, lo mismo ocurriría en los escalones nº 2 y nº 3, pero no deja de ser una hipótesis.

Foto nº 660 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, años sesenta del siglo XX, ilustrada.
Fotografía ya vista anteriormente y que se repite para facilitar la compresión del texto y complementar a la siguiente.

Las Trapiechas, finales años sesenta del siglo XX (Foto del autor)

 Foto de mala calidad, cámara de mirar y pulsar, fotógrafo bisoño, pero que presenta una imagen histórica sin numerosas construcciones actuales como el Colegio o el Polideportivo, por el contrario se ven las escuelas viejas que han sido demolidas recientemente.

A la derecha, después de las casas de los maestros, se observa el talud del escalón nº 1 que continúa por debajo del pascón de Manuel Álvarez “El Caimán” y por encima de casa Gervasio hacia la carretera y más allá.

La terraza nº 1 es la zona más amplia y más llana de Las Trapiechas, veamos su área en la foto de 1957.


Detalle de la fotografía del vuelo americano de 1957, origen y propiedad del Instituto Geográfico Nacional de España http://fototeca.cnig.es/
Foto original en el capítulo de CAMINOS Y TERRAZAS

  
TERRAZAS Nº 2 y Nº 3



Vista parcial de Caboalles de Abajo (Fotografía del autor)


Detalle de la fotografía anterior, en primer plano Las Trapiechas, al fondo Corea

Entre el escalón nº 2 y el escalón nº 3, que dibujamos en la siguiente imagen, se extiende la terraza nº 2, no es llana y su pendiente es irregular, por la parte izquierda no parece tener saltos intermedios, no así en el sector de la derecha que se subdivide en dos terrazas por el escalón marcado con los números 2/3 y que también presenta un importante terraplén vertical, al igual que el existente entre la terraza nº 2 y la terraza nº 3.
 Atención: Ilustraciones animadas en la imagen, para facilitar su interpretación.
Ilustración de los bordes de las terrazas en detalle de la anterior fotografía.

Se han contemplado el desarrollo de las terrazas hasta el canal de desagüe de la explotación por su margen derecho, sin embargo la terraza nº 3/4 (casi se unen al llegar a dicho aliviadero) continúa por el pascón del “Obispo” hacia el cuartel de la Guardia Civil, como se intuye en la estampa anterior y en la siguiente.
 Detalle de la fotografía nº 18 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, años 20 del siglo XX

Dejo un enlace general a la galería de fotos de Caboalles de Abajo, entrando en la categoría Antiguas/Caboalles se pueden ver otras instantáneas que  corroboran lo expuesto en este escrito: 
Galería de Fotos de Caboalles de Abajo  
 http://www.caboalles.org/public/galeria1/index.php

Pero el escalón nº 2, entre las terrazas nº 1 y nº 2, merece una mayor descripción de sus características, actuales y en los años 60 del siglo pasado.
El borde de dicho escalón recorre el espacio comprendido desde la casa de Nori, sigue por el pascón anterior a la casa de Rubial hasta llegar a la reguera por detrás de las derribadas escuelas viejas.

En la actualidad un muro continuo atraviesa todo el perfil del escalón nº 2 descrito, separa la calle asfaltada, antes camino de tierra, de las construcciones inferiores situadas en la terraza nº 1; al pasar por delante de la casa del Relojero limita con el polideportivo cuyo suelo queda a una altura significativamente inferior.

Foto nº 916 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, Mercedes y Adonina en la calle ya asfaltada.

El antagonismo a esta fotografía “moderna” la tenemos en la pág. 42 de la publicación “Caboalles de Abajo ‘Puerta de Leitariegos’” de Marcelino Fernández Llanos, Mª Teresa Martínez López y Adán Fena Abella con la imagen del día de la comunión de un vecino  donde se advierte el camino de tierra y, para ojos coetáneos, el salto entre ambas terrazas.

En la foto siguiente se refleja claramente la “raya” del borde del escalón nº 2 que al pasar por delante de la casa de Rubial se retiene con un muro de piedra seca, luego se convertía en un terraplén con una importante pendiente, descarnado y sin protección y que al pasar por delante de la casa de Armesto y Pichili lo atravesaba un caminillo oblicuo al  talud para mitigar la inclinación del mismo y facilitar, como atajo, el acceso entre el camino del borde superior del escalón nº 2 y la terraza nº 1. En este espacio pendiente y descarnado se veía un tipo de tierra parecido al de las Médulas, color amarillo-ocre (color según mis recuerdos, que pueden no ser fieles a la realidad), que avala su origen aurífero; también crecían en la base inferior de este peldaño unos arbustos espinosos que hacían estragos en las pelotas o balones que caían sobre ellos porque esta superficie llana de la Terraza nº 1 la usábamos como campo de fútbol.

El borde del escalón nº 2 volvía a tener un muro de contención de piedra seca que, entre el  camino y la casa inconclusa de Marcos, llegaba hasta el cruce con la vía de entrada y principal de Las Trapiechas a la altura de la casa del Relojero. Estas escolleras de contención, verticales y de piedra sin argamasa, confirman la existencia del talud del escalón nº 2.

 Foto nº 1350 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, casa de Rubial.

A propósito, en la parte superior izquierda de la imagen anterior, vemos la Peña con su característica visera ya mencionada y que tan buenas evocaciones produce en el autor. 

Foto nº 1745 de la Galería de Fotos de Caboalles de Abajo, año 1966

A partir de la casa del Relojero, el desnivel con una inclinación muy visible pero cómoda nos llevaba por el borde derecho del camino hacia la reguera; restos del terraplén se ven en la foto anterior, a su izquierda se observa la rampa donde incrustaron el edificio de las escuelas, recientemente demolidas.

Foto del autor, año 1980

Foto del autor, año 1980

En las instantáneas precedentes se puede observar la considerable altura y pendiente del talud del escalón nº 3; en la terraza nº 3 (bastante llana) se ven unas figuras humanas y como su nivel sobrepasa el tejado de la casa sita en la terraza nº 2

En definitiva, los dos sectores, Las Trapiechas y Corea, están cruzadas en mayor o menor medida por terrazas separadas entre sí por terraplenes más o menos pendientes, los cuales no parecen ser producto de una evolución natural del terreno, más bien resultado de la intervención humana; al estar dentro del ámbito de los derrubios correspondientes al laboreo aurífero tienen una gran probabilidad de ser fruto del trabajo de explotación.

Esta exhaustiva documentación, sobre todo gráfica, sobre estas zonas de Caboalles de Abajo, está dirigida a que cualquiera que acceda a ella no le quede ninguna duda sobre su autenticidad. Otra cuestión es si el autor acierta en todas sus hipótesis o comentarios.

Este artículo, que será publicado en mi blog sobre Caboalles:  "CAPUT VALLIS", según Lobezno   http://caputvallis.blogspot.com.es/ , estará abierto a críticas, interpretaciones, aclaraciones y todo tipo de colaboraciones en el apartado de comentarios. Seguramente serán de gran ayuda para la mejora o rectificación de algún apartado del escrito, también como cruce de opiniones al respecto.

Quiero concienciar a mis lectores, si a estas alturas queda alguno, de la importancia de conocer la historia de nuestros pueblos y su transmisión a las nuevas generaciones.

En Laciana en general y en Caboalles en particular podemos presumir de tener tanto pasado como cualquier otro territorio. Hablemos de los castros y explotaciones auríferas romanas, hablemos de la historia de nuestra iglesia y de sus frescos recientemente restaurados, hablemos de la Carta Puebla, hablemos de las Ordenanzas Generales de Laciana, hablemos de la Guerra de la Independencia con el paso del Mariscal Ney y del acta que redactó la Junta General del Principado de Asturias en Caboalles de Abajo en esa época, hablemos…

De muchos de estos temas hay reseñas en el blog citado, aprovéchenlas y mejórenlas, luego háganlas llegar a los pequeños lacianiegos, que los maestros las enseñen en sus aulas respectivas como actividades extraescolares o similares.

Cuando en el libro “de Babia a Sierra Morena”, citado al comienzo de este relato, leí la palabra “couso” (gracias al Dr. Valentín Cabero Diéguez por la inclusión de este vocablo en el mencionado texto) saltó una chispa en mi cerebro que dio origen a mi idea de escribir esta narración sobre el Couso de Caboalles.

Puede ser que haya sido demasiado prolijo y reiterativo en mis exposiciones, he sentido la necesidad de reflejar cualquier detalle que recuerdo y que ya ha desaparecido, a unos (los coetáneos) les despertaré la memoria y a otros les facilitaré datos que les ayudarán a la comprensión o el estudio del tema que nos ocupa en este escrito.

CONCLUSIONES
  • -          El Couso es un topónimo que constata la existencia de una explotación aurífera romana. Se describen tres ejemplos, todos en la provincia de León, lo cual corrobora al Couso de Caboalles de Abajo como un espacio usado por la minería romana.
  • -          Las labores mineras evidentes tienen un tamaño que podemos considerar importante, tanto más si se confirma el aprovechamiento del sector de Corea.
  • -          La infraestructura del territorio presenta una serie de terrazas, incuestionables tanto en Las Trapiechas como en Corea, que pueden estar íntimamente ligadas a la explotación minera.
  •      No existe o no conozco un estudio científico completo sobre las labores mineras en Caboalles de Abajo.

SUGERENCIAS
  • -          Hacer partícipes al público en general y a las administraciones competentes de la existencia de un tesoro histórico  que es el Couso.
  • -          Concienciar, a quien corresponda, de la necesidad de contar con un exhaustivo informe, realizado por acreditados profesionales, del alcance de las explotaciones auríferas en esta población. También de otros lugares lacianiegos, pero el de Caboalles es el más espectacular y visible desde muy lejos.
  • -          Al ser llamativo desde la distancia hay que ponerlo en valor, incluso antes de tener el dossier científico, con señalización acorde y diseño de ruta para visitarlo.
  • -          CABOALLES MINERO, con este lema o similar, promocionar un museo o centro de interpretación de la minería del oro y del carbón. El edificio ideal podría ser el que contiene los cuartos de aseo del Pozo María.
  • -          Considerar al Couso como otro atractivo turístico más del Valle de Laciana.

Pozo María y edificio del cuarto de aseos (Foto del autor)

Artículo realizado en enero de 2018
Lobezno de la Villa de Caboalles



OBRAS CONSULTADAS:

  • -          MARK TWAIN: Las Aventuras de Tom Sawyer.
  • -      EMILI CASANOVA: Topónimos valencianos explicados a través de la onomástica asturiana, en Lletres Asturianes, núm. 108.
  • -          MANUEL LORENZO BALEIRÓN: Toponimia de Dodro e de Laíño. Os nomes na auga.
  • -    ANA I. FILGUEIRAS REY y TOMÁS RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ: Túmulos y petroglifos. La construcción de un espacio funerario. Aproximación a sus implicaciones simbólicas. Estudio en la Galicia Centro-Oriental: Samos y Sarria.
  • -          ANTÓN A. RODRÍGUEZ CASAL: La Necrópolis megalítica del monte de Santa Marina.
  • -       MANUEL RODRÍGUEZ PASCUAL (Texto) y FERNANDO FERNÁNDEZ (Fotografía): de BABIA a SIERRA MORENA, un viaje ancestral por la Cañada Real de la Vizana o de la Plata y otras vías pecuarias.
  • -     ACTES DE LES XORNAES DE TOPONIMIA ASTURIANA: Uviéu, 21-22-23 d'ochobre de 1985 Toponimia de Santa María de Congostinas – Lena
  • -          Web de la FUNDACIÓN LAS MÉDULAS.
  • -       DIARIO DE LEON: El oro romano de Omaña – Un camino para el turismo. Murias pone en valor la minería romana del oro en el valle Gordo con cinco rutas.
  • -          FLORENTINO AGUSTÍN DÍEZ: El valle de Laciana
  • -          Blog EXCURSIONES DE RAFA Y ROSI: 20ª Historias... Valle Gordo, Aguasmestas, Marzán.
  •                  ARMANDO MURIAS IBIAS: Conceyu de L.laciana. Parroquia de Cagualles d'Arriba
  • -         INSTITUTO GEOLÓGICO Y MINERO DE ESPAÑA: Inventario de las labores romanas de prospección y explotación del oro en el NO de la cuenca del Duero – diciembre 1982.
  • -    MAURILIO PÉREZ GONZÁLEZ y ROBERTO MATÍAS RODRÍGUEZ: Plinio y la minería aurífera romana: nueva traducción e interpretación de PLIN.Nat.33.66-78.
  • -         R.B. GONZÁLEZ GUTIÉRREZ: Las Explotaciones auríferas romanas del Río de las Huelgas y su influencia en la transformación del paisaje (El ejemplo de Veguellina de Cepeda)
  • -      M. RUIZ DEL ÁRBOL y F.-J SÁNCHEZ PALENCIA: La minería aurífera romana en el nordeste de Lusitania: Las Cavenes del Cabaco (Salamanca).
  • -         F. JAVIER SÁNCHEZ-PALENCIA, ALMUDENA OREJAS, INÉS SASTRE y LUIS CARLOS PÉREZ: Las zonas mineras romanas del noroeste peninsular. Infraestructura y organización del territorio.
  • -         MARCELINO FERNÁNDEZ LLANOS, Mª TERESA MARTÍNEZ LÓPEZ  y ADAN FENA ABELLA: Caboalles de Abajo ‘Puerta de Leitariegos’

FOTOGRAFÍAS:
  • -          El autor  u origen se reseña debajo de cada imagen.

AGRADECIMIENTOS DEL ESCRITOR A:
  • -          Los autores de las obras reseñadas.
  • -        Valentín Cabero Diéguez  - Prólogo de “de BABIA a SIERRA MORENA”, inductor casual de este artículo.
  • -          Emilio G. de la Calzada y su prima Estela – Información sobre Vegarienza.
  • -          Pedro García Trapiello y Roberto González-Quevedo – Artículo sobre “trapiella”.
  • -          José Manuel Santiago Gómez y Bernardo Santiago Álvarez – Apuntes sobre toponimia.
  • -          www.caboalles.org  - Galería de fotos.
  • -          Google Earth – Infografías y mediciones.
  • -          Instituto Geográfico Nacional de España: http://fototeca.cnig.es/  - Fotografías.
  • -          https://www.fundacionlasmedulas.info/  - Ilustraciones.
  • -          Diario de León – Ilustraciones.
  • -          INSTITUTO GEOLÓGICO Y MINERO DE ESPAÑA – Figuras.
  • -          José G. Rodríguez Antón y Ayuntamiento de Villablino – Vídeo promocional de Caboalles.
  • -          Apartamentos L’Abiseu – Fotografías.
  • -          Sigpac: http://sigpac.mapa.es/fega/visor/ - Infografías y mediciones.
  • -          A todos los que de aparecen reflejados y colaboraron en la realización de este escrito de una forma u otra.

NOTAS:
  • -       Se recomienda ver y ampliar las fotografías adjuntas en el blog, además se pueden descargar: Después de pulsar encima de ellas, abrir con el boton derecho del ratón e ir a "Ver imagen", una vez aquí se puede ampliar o descargar.
  • -          Los nombres de los propietarios de los inmuebles  y fincas corresponden, casi siempre, a los titulares en los años sesenta del siglo pasado
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EL COUSO: Tesoro de Caboalles